domingo, 29 de noviembre de 2009

Palabra para los blogueros

Eze 2:1  Me dijo:  Hijo de hombre,  ponte sobre tus pies,  y hablaré contigo.
Eze 2:2  Y luego que me habló,  entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies,  y oí al que me hablaba.
Eze 2:3  Y me dijo:  Hijo de hombre,  yo te envío a los hijos de Israel,  a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí;  ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
Eze 2:4  Yo,  pues,  te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón;  y les dirás:  Así ha dicho Jehová el Señor.
Eze 2:5  Acaso ellos escuchen;  pero si no escucharen,  porque son una casa rebelde,  siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.
Eze 2:6  Y tú,  hijo de hombre,  no les temas,  ni tengas miedo de sus palabras,  aunque te hallas entre zarzas y espinos,  y moras con escorpiones;  no tengas miedo de sus palabras,  ni temas delante de ellos,  porque son casa rebelde.
Eze 2:7  Les hablarás,  pues,  mis palabras,  escuchen o dejen de escuchar;  porque son muy rebeldes.
Eze 2:8  Mas tú,  hijo de hombre,  oye lo que yo te hablo;  no seas rebelde como la casa rebelde;  abre tu boca,  y come lo que yo te doy.
Eze 2:9  Y miré,  y he aquí una mano extendida hacia mí,  y en ella había un rollo de libro.
Eze 2:10  Y lo extendió delante de mí,  y estaba escrito por delante y por detrás;  y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes.

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