jueves, 21 de agosto de 2008

La enseñanza heretica de cesar castellanos sobre cartografia espiritual

LOS DEMONIOS

Espíritus territoriales (cartografía). . .
Identificación de demonios. . .
Atadura del diablo y sus demonios. . .
Rompimiento de maldiciones generacionales.

Las enseñanzas de César Castellanos son unas en las cuales predominan los demonios de una manera desmesurada. En sus escritos no hay proporción entre la gracia de Dios, y la manifestación de los demonios; entre el amor de Dios, y las
Argucias del diablo. No sabe distinguir entre las obras de la carne, y la posesión demoníaca; entre las calamidades gestadas por la maldad humana, y las invasiones violentas de los demonios. Uno a veces se tiene que preguntar si lo que está leyendo es un libro cristiano, o una obra en demonología.

A Cesar Castellanos le pasa lo que a Derek Prince, quien solía enseñar que cada vez que un cristiano hace un coraje abre la puerta de su corazón, y ¡pun! salta adentro un demonio. En una de sus visitas a una mega iglesia de San Antonio, Derek Prince le dijo a su audiencia –cinco mil gentes- que todos los cristianos necesitan exorcismo (lo mismo que enseña Castellanos), y que una de las formas más comunes en que los demonios son echados fuera es por medio del vómito. Les hizo creer a los presentes que todos necesitaban liberación. Auto sugestionó de tal forma a su audiencia que el setenta y cinco por ciento de los oyentes empezaron a vomitar. Uno de los oficiales de dicha iglesia que le prestó al autor de este artículo todas las cintas para que las escuchara, le hizo el siguiente comentario:

“¡Imagínese cómo quedaron los asientos y la alfombra del santuario con el vómito de 3,750 personas! ¡Era un cochinero!” ¡Qué inconsistencia la de que una congregación de cristianos esté durante una hora glorificando a Dios, escuchando atenta la predicación, que sean miembros fieles de la iglesia, creyentes de muchos años, con cargos importantes en la misma, y que durante el supuesto sermón alguien los sugestione y les haga creer que necesitan exorcismo! ¡Qué vergonzoso que en una iglesia haya histeria colectiva por causa de un patán que se hace pasar por siervo de Dios y provoque que más de tres mil personas vomiten en el santuario!

¡Esto mismo enseña Castellanos! ¡Los creyentes necesitan sanidad interior, exorcismo, rompimiento de maldiciones generacionales, no importa quiénes ellos sean! Enseña lo mismo que Peter Wagner quien en sus clases suele decir que
durante diez años sufrió de una fuerte jaqueca hasta que comprendió que era causada por la presencia de un demonio. Afortunadamente –según él- aprendió a hacerse auto exorcismo y el demonio salió (compartido con el autor por uno que fue estudiante de Wagner). ¡Hasta dónde llegará la iglesia con tanta sandez!
Las experiencias de un ministro

Según Eric Villanueva (CRI, Territorial Spirits and Spiritual Warfare: A Biblical Perspective {Espíritus territoriales y guerra espiritual: Una perspectiva bíblica}), diez años antes de que Larry Lea y un numeroso grupo de cristianos trataron de expulsar en 1990 a los “espíritus territoriales” (“demonios homosexuales”) de San Francisco, California, Villanueva participó en algo parecido. La reunión masiva de oración por la ciudad de San Francisco fue convocada por un pastor bien intencionado, pero una vez que se inició la convocación, todos se dedicaron a atar al diablo y sus demonios para arrojarlos al infierno, sacándolos así del sistema escolar, la arena política, y los medios de comunicación del área de la bahía. Por supuesto, el demonio principal que había que destronar y enviar de vuelta al infierno era el de homosexualidad. Villanueva testifica que su frustración fue
grande ya que él esperaba que aquella enorme congregación de cristianos se dedicaría a la oración intercesora dirigida a Dios. Toda la hora invertida en la oración fue para reprender al diablo y a los demonios, a atarlos, y no tanto para pedirle a Dios Su misericordiosa intervención. Su impresión fue:
“Esta gente invierte más tiempo hablando con Satanás que con Dios”. ¿Y qué se ha logrado con este tipo de guerra espiritual entre el creyente y el diablo, sin ninguna referencia a Dios? Las cosas no han mejorado, al contrario, han empeorado. Añade Villanueva: “Desde entonces, este estilo de guerra espiritual ha proliferado mientras los sistemas escolares, la política, los medios de comunicación, y especialmente el movimiento homosexual, han avanzado mucho más allá de las metas de aquella supuesta reunión de oración” (Ibid.).

Ahora, lo que enseña Cesar Castellanos

El principio de gobierno reflejado en el modelo de los doce nos ayuda a desarrollar una cartografía espiritual, identificar cuáles son los poderes demoníacos que operan en los aires de la región donde nos encontramos. No podemos llegar a un lugar de manera ingenua y levantar una iglesia, diciendo: Como venimos en
nombre de nuestra denominación, Dios prosperará el trabajo de nuestras manos”. Indudablemente Dios opera y hace grandes cosas permitiéndonos la conquista, pero antes hay una condición que cumplir, que no debemos pasar por alto: descubrir cómo y con qué aliados espirituales ha venido trabajando el adversario en la zona que aspiramos conquistar (Liderazgo de éxito a través de los doce, página 155).
Cuando empezamos la obra en Bogotá, les enseñé a los hermanos cómo orar. Les dije: “Ustedes van a atar los poderes demoníacos del norte, del sur, del oriente y del occidente”; cuando usted declara: “Satanás, te ato y te
encadeno”, inmediatamente Dios mueve a sus ángeles guerreros y fuertes que comienzan a inmovilizar a los demonios. Un ángel del Señor toma esas palabras de autoridad, y ata a los demonios del norte; otro ángel hace lo propio con los del sur; otro con los de oriente y otro con los de occidente. (La llave de la multiplicación, página 67).

¡Qué diferencia a la ocasión cuando el Señor les enseñó a Sus discípulos a orar! Ellos le dijeron: “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” (Lucas 11:1), y el Maestro se valió de aquella petición para enseñarles el Padre Nuestro como oración modelo (Mateo 6:9-13; Lucas 11:2-4).
¡Mientras que Cristo enseñó a Sus discípulos cómo dirigirse a Dios, Castellanos enseña a los suyos cómo dirigirse al diablo! Consideremos tres puntos que Castellanos menciona en las citas que acabamos de dar:



Primero: Espíritus territoriales o cartografía espiritual

“El principio de gobierno reflejado en el modelo de los doce nos ayuda a desarrollar una cartografía espiritual, identificar cuáles son los poderes demoníacos que operan en los aires de la región donde nos encontramos.” Para empezar, un servidor no entiende en qué sentido, formar un grupo de doce personas les da discernimiento y autoridad a quienes lo integran. Si dijera que después de una jornada de humillación, examen personal, santificación, ayuno, estudio de las Escrituras y oración obtienen discernimiento de la voluntad de Dios para sus vidas, uno se lo creería. Pero, pensar que por el simple hecho de formar un grupo de doce ya se reciben los dones de Dios es convertir la Iglesia en una institución que funciona a base de técnicas, métodos y estrategias. Luego, afirmar que la formación de un grupo de doce es para agarrarse de las greñas con el diablo y los demonios y hacer redadas de diablos es lo más anticristiano que se puede decir del siervo de Dios. Cuando Cristo llamó a Sus doce apóstoles, lo hizo para que en primer lugar “estuviesen con él”, luego “para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermos”, y al último para que echaran “fuera demonios” (Marcos 3:13-15). ¡Qué lejos del Evangelio está este señor!
Hay un punto que la curiosidad nos obliga a tratar: ¿Qué base bíblica utiliza para querer identificar demonios? El único caso que se menciona en los Evangelios en que se le haya preguntado el nombre a un demonio es el del gadareno (Marcos 5:9; Lucas 8:30). Pero, la razón por la cual el Señor le preguntó cómo se llamaba fue para que Sus discípulos supieran la cantidad tan grande de demonios que había en él, y no tanto porque Cristo no supiera cuántos y quiénes lo poseían. Más adelante, en la parte Segunda, explicaremos la relación entre la expulsión de la legión de demonios y la llegada del Reino de Dios en la persona de Cristo. Los Cuatro Evangelios no registran que Cristo les anduviese
preguntando por sus nombres a los demonios que expulsaba. Qué, ¿si no le decían el nombre no iban a salir a la orden que El les diera?

Segundo: La manía de Castellanos de menospreciar las organizaciones cristianas y ensalzar su sistema

Note la siguiente parte de la cita que hemos hecho: “No podemos llegar a un lugar de manera ingenua y levantar una iglesia, diciendo: ‘Como venimos en nombre de nuestra denominación, Dios prosperará el trabajo de nuestras manos’.” ¿Quiénes piensa Castellanos que son los líderes de las denominaciones cristianas que con su amor a Dios y pasión por las almas perdidas han llevado el Evangelio por todos los rincones de la tierra? ¿De manera que los que no están involucrados en el ridículo G12, en la rastrillada visión celular, y los psicodélicos pre encuentros, encuentros y posencuentros inventados por él son una manada de ilusos pretenciosos e ignorantes que andan promoviendo empresas humanas y no el reino de Dios? Pues para información suya, Bernabé y Saulo fueron llamados al campo misionero por el Espíritu Santo a través de la iglesia de Antioquía. Al salir en su jornada misionera llevaban el respaldo espiritual, oraciones, ayunos, vigilias, correspondencia, y, probablemente, ayuda económica de la iglesia que los había enviado al campo misionero (Hechos 13:1-4). No predicaban la iglesia antioqueña, pero sabían del valor de su respaldo espiritual. ¿Y qué de los trabajos misioneros de la Iglesia antes que apareciera el megalómano de Castellanos? ¿Andaban los misioneros haciendo cartografías e identificando demonios, promoviendo el G12, la visión celular, y los encuentros a fin de ganar almas para Cristo? ¿Ha leído este presumido las biografías de Raimundo Lulio, Juan Knox, Juan Huss, Jerónimo de Savonarola, Casiodoro de Reina, Cipriano de Valera, Francisco Encinas, Juan de
Valdez, Julián Hernández, Juan Calvino, Martín Lutero, Juan Wycliffe, Ulrico Swinglio, Felipe Melanchton, Guillermo Carey, Juan Patton, David Livingstone, Adoniram Judson, James Hudson Taylor, Jorge Whitefield, Jorge Muller, Jonatán Edwards, David Brainerd, Juan Wesley, SamuelMorris, etc., etc., etc., etc.?
¿Sabe algo de los mártires del cristianismo que alrededor del mundo dieron sus vidas y las siguen dando por causa de Cristo? A este megalómano le importa muy poco el trabajo de los grandes traductores que nos han legado la Biblia en tantos idiomas. Lo único que le importa -¡lean sus libros, por favor!- es hablar de su persona, de su fabulosa espiritualidad, de sus conversaciones con Dios, Cristo, y el Espíritu Santo, de sus instrucciones al Espíritu Santo, de las órdenes que le da a los ángeles, de sus redadas de demonios por los cuatro puntos cardinales, de sus visiones, de sus experiencias extracorpóreas, de sus éxitos, de su esposa, de sus cuatro hijas, de sus poderes creativos, de la autoridad que tiene en la boca, de sus enseñanzas a la gente, de sus sueños, de sus visualizaciones, de las profecías que le han dado para que levante y derrumbe naciones, de su exaltación, de su sistema que está profetizado en Habacuc y Ezequiel, de su literal crucifixión con Cristo, de sus originales interpretaciones de la Biblia, de sus innovaciones para que la iglesia crezca, de sus encuentros, de su poder para sanar las memorias, de su poder para hacer exorcismo, de su poder para romper maldiciones generacionales, de su poder para romper ligaduras, de “los millones de personas que correrán por las calles buscando salvación”, gracias al G12. ¡Se necesita ser muy ingenuo (por no usar otra palabra) para darle un gramo de crédito a este señor y no darse cuenta de las herejías, mentiras y blasfemias que enseña con tanto desplante! ¿Quién será más culpable ante Dios, el que inventa un cuento o el que lo cree y lo promueve?

Tercero: La supuesta atadura y encadenamiento del diablo y de los demonios

“Cuando empezamos la obra en Bogotá, les enseñé a los hermanos cómo orar. Les dije: ‘Ustedes van a atar a los poderes demoníacos del norte, del sur, del oriente y del occidente.’ Cuando usted declara: ‘Satanás, te ato y te encadeno’ inmediatamente Dios mueve a sus ángeles guerreros y fuertes que comienzan a inmovilizar a los demonios. Un ángel del Señor toma esas palabras de autoridad, y ata a los demonios del norte; otro ángel hace lo propio con los del sur; otro con los del oriente y otro con los de occidente.” (énfasis del autor).

Lo primero que resalta es el protagonismo, el ensalzamiento de sí mismo que es típico tanto en Castellanos como en su esposa: “les enseñé”. Luego sigue la comisión de “atar” y “encadenar” al diablo y a los demonios. Como es bien sabido, esta práctica la toman de Mateo 12:29 y Marcos 3:27: “Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.” La explicación de este pasaje se encuentra en el versículo anterior: “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera (Cristo no dijo ‘ato’ y ‘encadeno’) los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios” (Mateo 12:28). La explicación es eminentemente obvia. Es un punto vital en la soteriología y escatología del Evangelio: La irrupción corporal de Cristo en la historia ejerciendo Su autoridad sobre las fuerzas del mal y el mismo Satanás era una prueba contundente de que el Reino de Dios tan esperado había llegado. ¡No tiene nada que ver con demonología ni exorcismo ni el G12! Castellanos dice que les enseñó a sus discípulos cómo atar a los demonios del norte, del sur, del este y del oeste, o sea: les enseñó a hacer una redada completa de demonios que deambulan por los cuatro puntos cardinales de la tierra. De manera que si todos ellos poseen esas “palabras de autoridad”, como él dice, si inmediatamente, porque él o uno de los suyos, abrió la boca, “Dios mueve a sus ángeles guerreros y fuertes que comienzan a inmovilizar a los demonios”, han de hacer una barrida magistral que limpia la tierra de todo espíritu inmundo: ¡No queda ni uno solo que moleste a la gente! ¿En serio? ¿Han limpiado a Colombia con sus redadas de demonios? Si fuera cierto, ¡Colombia debería de ser el Jardín del Edén! ¿Es eso lo que prevalece en Colombia?

Dos pasajes más que utilizan aquellos que supuestamente “atan” y “encadenan” al diablo y sus demonios, son Mateo 16:19 y 18:18, que dicen: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”; “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.” Estos dos textos no tienen nada que ver con demonología ni con andar atando al diablo y sus demonios: Son una referencia al poder de la proclamación del Evangelio que trae salvación a quienes lo reciben y perdición a quienes lo rechazan. El apóstol Juan, citando las palabras del Señor, lo expuso de la siguiente manera:: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).
La pregunta que los creyentes casi siempre se hacen cuando oyen a un predicador tránsfuga decir que ata al diablo y a los demonios, es: ¿Y quién los desata luego para que sigan haciendo sus mismas fechorías y venga otro discípulo de Castellanos para que los ate de nuevo? Y si tienen autoridad de enviar los demonios encadenados al infierno, ¿por qué es que luego se salen de nuevo para seguir su obra perversa, requiriéndose, una vez más, que venga un discípulo de Castellanos para que lo despache de nuevo el infierno? Como dijera cierto hermano: “Si el predicador ató al diablo el domingo durante el culto, ¿quién lo desató el Lunes?” Castellanos dice que les enseñó a los hermanos decir al diablo: “Satanás, te ato y te encadeno.” Esta superficialidad maniática de andar reprendiendo al diablo y a los demonios que es tan común en sus escritos, como en los movimientos de la Super Fe, neo-pentecostales y carismáticos, le hace
pensar a uno en lo que dice Judas: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda” (Judas 9). No deja de llamar la atención que Miguel, el único arcángel que en la Biblia se menciona por nombre, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra el diablo, sino que le dijo: “El Señor te reprenda”. A pesar de ser, después de Dios Trino, el ser más poderoso en el universo, no reprendió al diablo por su propia cuenta, sino que le dejó a Dios dicha acción. Sin embargo, Castellanos enseña que cuando él o uno de sus discípulos le dice al diablo: “Satanás, te ato y te encadeno”, “inmediatamente Dios mueve a sus ángeles guerreros y fuertes que comienzan a inmovilizar a los demonios”. ¡Hay mucho de contradicción entre lo que este señor enseña y lo que dice la Biblia!

El encuentro del apóstol Pablo con Barjesús

¡Aquí viene una buena! En la página 66 de su libro La llave de la multiplicación, Castellanos hace un comentario de Hechos 13:6-12 que sencillamente es exasperante para cualquier estudiante promedio de la Biblia. El pasaje de Hechos 13 trata del encuentro del apóstol Pablo con el mago Barjesús, quien resistía a Pablo y Bernabé para que el procónsul Sergio Paulo no creyese en Cristo. El apóstol Pablo lo confrontó, diciéndole: “¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?” (Hechos 13:10). Veamos, ahora, la ocurrente explicación que Castellanos da a este pasaje: Pablo identificó cuatro espíritus que operaban a través de aquel hombre endemoniado: El primer espíritu se llamaba “lleno de toda maldad”; el otro, “enemigo de toda justicia”; el siguiente, era aquel que intentaba trastornar los caminos del Señor, el demonio de “tropiezo”; y por último se hallaba el “espíritu de engaño”.
El procónsul se sentía como atrapado; a raíz de ello Jesús dijo que ninguno podía entrar a la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no le ataba. Es necesario primero atar al hombre fuerte, para luego despojarlo de sus bienes. Por eso, el apóstol buscó en primer lugar, neutralizar el poder demoníaco, y con autoridad se enfrentó a aquel falso profeta, reprendiéndole y diciéndole: “Hijo del diablo” (porque Pablo se dio cuenta del espíritu de maldad que lo controlaba).
También identificó a los cuatro demonios que lo acompañaban, y les dijo: “ Lleno de todo engaño, lleno de toda maldad, de toda injusticia, y que no cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor.” Y allí mismo decretó juicio contra ellos…” (Las negrillas las colocó el autor para énfasis.)
Consideremos las palabras “a raíz de ello”. ¿Raíz de qué? ¡Del encuentro entre el apóstol Pablo y el mago Barjesús, el Señor declaró lo que se registra en Mateo 12:29! ¡De manera que Cristo, anticipando el encuentro entre el apóstol Pablo y Barjesús, refirió lo que dice la cita ya indicada! ¡Vaya qué revoltijos hace con la Biblia este señor! Según Castellanos, lo que Pablo pronunció no era en referencia a las acciones perversas de Barjesús; Barjesús no había hecho sencillamente nada malo; su problema era que tenía cuatro demonios más un espíritu de maldad, total cinco, que causaban todos los problemas. Pablo no reprendió a Barjesús por ningún mal hecho: simplemente le puso nombre a cinco espíritus marrulleros. Por lo tanto, el ser humano no tiene culpa de nada malo que hace: la culpa la tienen los demonios que se le meten.

Aplicación de la hermenéutica castellana a otros pasajes bíblicos para ver qué sucede

Muy bien, apliquemos esta manera de interpretar la Biblia a otros pasajes casi similares del Nuevo Testamento: Juan el Bautista les dijo a los fariseos: “¡Generación de víboras!” (Mateo 3:7; 12:34). Esta era una expresión común entre los judíos para referirse a los hipócritas, a quienes con astucia hacían sus fechorías. Pues bien, según la hermenéutica de Castellanos ese no era el problema de los fariseos: su problema era que se les había metido un demonio que se llamaba Generación de Víboras.
Nuestro Señor Jesucristo: Según Mateo 23, Cristo se dirigió a los escribas y fariseos llamándolos “hipócritas” (v.13)… “guías ciegos”(vv.16,24)… “¡Insensatos y ciegos!” (v.17)… “¡Necios y ciegos” (v.19)… “¡Fariseo ciego!” (v.26)… “hipócritas” (v.27)… “¡Serpientes, generación de víboras!” (v.33). ¿Hemos de asumir, entonces, según la manera que utiliza Castellanos de interpretar la Biblia en Hechos 13:6-12, que los adjetivos que el Señor utilizó contra los escribas y fariseos por causa de su conducta en realidad no eran adjetivos sino nombres propios, los nombres de los demonios que los poseían? Por lo tanto, los escribas y fariseos eran buenas personas, pero habían permitido que se les metieran demonios con los siguientes nombres: Hipócritas, Guías Ciegos, Insensatos y Ciegos, Necios y Ciegos, Fariseo Ciego, Serpientes, Generación de Víboras, estos últimos, los mismos demonios que encaró Juan el Bautista, según Mateo 3:7; 12:34.
Volviendo a nuestro Señor Jesucristo, en una ocasión les dijo a los fariseos: “Id, y decid a aquella zorra (Herodes)…” (Lucas 13:32). Según la manera de interpretar la Biblia que utiliza Castellanos, Herodes no era una persona astuta como una zorra, sino que tenía un demonio que se llamaba Zorra.
El apóstol Pablo: Al apóstol Pablo no lo podemos dejar atrás, ya que por su encuentro con Barjesús nos encontramos metidos en esta discusión. Cuando el sumo sacerdote ordenó que le golpeasen en la boca, “Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada...” (Hechos 23:3). La lógica, el sentido común más elemental, le dice a uno que el apóstol lo estaba acusando de hipocresía. Nuevamente, el problema de Ananías, según Castellanos, no era su hipocresía, sino que tenía metido un demonio que se llamaba Pared Blanqueada. Este abuso tan craso, tan irrespetuoso hacia la Palabra de Dios, que irrita sobremanera cuando se leen los libros de Cesar Castellanos, es intolerable. ¿Qué acaso, como ministro del Evangelio, no posee una biblioteca básica con los comentarios bíblicos, enciclopedias bíblicas, diccionarios también bíblicos, libros de teología, que son comunes en la biblioteca de cualquier ministro promedio? Máxime él, que pastorea una mega iglesia y tiene los recursos para poseer una amplísima biblioteca con los mejores comentarios bíblicos que existen, ¿no tiene el cuidado de enseñar y escribir de una manera responsable, siendo honesto al texto bíblico? Es clarísimo que lo que persigue no es tanto dar al pueblo lo que enseña con toda claridad la Palabra de Dios, sino su propia religión valiéndose de la distorsión inescrupulosa de pasajes bíblicos. ¡Ay de él, y ay de ella, cuando tengan que estar frente al tribunal de nuestro Señor Jesucristo!

El hábito de César Castellanos de especular con la Biblia

¿Se puede especular con la Biblia? Por “especular” se entiende “perderse en sutilezas o hipótesis sin base real”. El hermeneuta bíblico, para poder ser merecedor de tan distinguido título, debe ser portador, por obligación sagrada, de una fuerte dotación de honestidad. Nadie debe tener la audacia de abrir las páginas sagradas para manejar a su conveniencia algún pasaje de la misma. Sea pastor, maestro de Escuela Dominical, maestro de escuela bíblica, escritor, teólogo, o evangelista, no puede tergiversar ni el más corto de los textos bíblicos con la intención de darle base a sus creaciones doctrinales. Tanto la especulación como la conjetura. no tienen lugar dentro de los campos de la hermenéutica y la exégesis Al hablar de la conjetura, no nos referimos a teorías diversas respecto al significado de algún pasaje oscuro, difícil de interpretar. Lo que deseamos afirmar
de la manera más categórica y enérgica posibles es que no se pueden ni se deben elaborar espejismos interpretativos porque uno desea inventar alguna nueva
doctrina o defender algo que encaje en el esquema de sus ideas. El texto bíblico no está al servicio de quienes desean gestar una nueva doctrina, ni mucho menos para darle génesis a una nueva religión. Es común oír en círculos apologéticos los términos “denominación”, “secta” y “culto”. Pero mucho de lo que se considera “secta” o “culto” no son otra cosa mas que nuevas religiones con brochazos bíblicos. La fuente a la cual todas convergen es la Biblia: distorsionándola, conjeturando con ella, especulando, negándola, añadiéndole, alegorizando lo que es objetivo y concreto, espiritualizando lo que es realidad material, actualizando lo que es futurista, y haciendo futurista lo que es contemporáneo. Nadie debe sorprenderse de que la Biblia es el libro de donde han salido más sectas,
cultos, herejías y religiones heterodoxas.
Si existen dos mil años de trayectoria interpretativa de la Biblia, si desde el tiempo de los Apóstoles, los Padres Apostólicos, los obispos que inquietos convocaron
los concilios ecuménicos para determinar con claridad la fe de la Iglesia, sus eruditos que nos legaron una enorme cantidad de obras teológicas, si todo este esfuerzo académico y espiritual se ha venido perpetuando como la espina dorsal de la Iglesia durante sus dos milenios de existencia, ¿por qué es que cada vez que surge un nuevo movimiento heterodoxo dentro de la Iglesia cristiana, tiene que haber un desprecio intencional y altivo a todo el esfuerzo glorioso que se ha mencionado para darle prioridad a sus supuestas nuevas “revelaciones”? Ya se
hizo referencia en un número anterior a María Baker G. Hedí, fundadora de la Ciencia Cristiana; José Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días; Guillermo Miller, fundador de la Iglesia Adventista del Séptimo Día; Carlos Taze Russell, fundador de Los Testigos de Jehová; Sun Myung Moon,
fundador de la Iglesia Unificada. Todas estas personas surgieron en los siglos XIX y XX.
Pero podemos hacer referencia también a los heresiarcas (autores de herejías) de los primeros diecisiete siglos de la historia de la Iglesia y constatar que las similitudes entre todos ellos son idénticas. Todos ellos han portado, entre otros banderines, el de la irrebatible pretensión de introducir en la Iglesia nuevas doctrinas, nuevas revelaciones, nuevas estrategias, nuevos métodos, y ¡por supuesto!, reestablecer, si no fundar, la tan mencionada “iglesia verdadera”. Sucede lo que en cierto país sudamericano ocurrió hace muchos años.
La denominación Iglesia de Dios sufrió una división, y los que se separaron fundaron otra denominación con el nombre La Iglesia de Dios; estos también sufrieron una división, y los que se apartaron denominaron su grupo La Verdadera Iglesia de Dios. César y Claudia Castellanos no difieren en nada a los heresiarcas que se han estado mencionando. Aún más, el arsenal de ellos es mucho más surtido que el de otros heresiarcas. En todo caso, las características de todos ellos son similares.

Citaremos únicamente dos de ellas.

Una: En todo movimiento herético la deshonestidad interpretativa de la Biblia es un gen predominante. Tan simple como esto: Si hay honestidad en el quehacer
hermenéutico, no pueden haber aberraciones doctrinales.
La honestidad propulsa al hermeneuta a consultar las mejores y más respetadas fuentes interpretativas de la Biblia; a asesorarse con aquellos expositores bíblicos que han establecido su reputación de doctos a través de prolongados años de estudio, conocimiento de Las Escrituras, servicio a Dios, y transparencia espiritual. El heresiarca rechaza los esfuerzos de los tales por la sencilla razón de que lo único que le importa es empujar sus novedades a como de lugar. El trabajo de los teólogos es un fenomenal estorbo para él.

Dos: En todo grupo herético el protagonista se escuda con el broquel de una visión que le da génesis y continuidad a su movimiento. Este es el caso de los
Castellanos con el agravante de que sus visiones y revelaciones son numerosísimas. Como no hay forma en que su movimiento tenga fuerza siguiendo la interpretación tradicional de la Biblia, sus doctrinas clásicas, su himnología, liturgia tradicional, y sistemas organizativos y administrativos, les ha sido
imprescindible recurrir a las supuestas 1) visiones, 2) revelaciones, 3) conversaciones con Dios el Padre, 4) con el Espíritu Santo, 5) con nuestro Señor Jesucristo, 6) sueños, 7) experiencias extracorpóreas, 8) apariciones de ángeles, 9) profecías de personas que se han auto-constituido profetas y profetizas, 10) conjeturas, 11) atropellos despiadados a la Biblia, 12) tergiversación de
los hechos, 13) testimonios de supuestas experiencias, 14) milagrería, y 15) crasas mentiras.
Como es clarísimo, todas las bases son exageradamente subjetivas. No hay un solo punto de apoyo que sea concreto. No hay bases bíblicas, ni respaldo en una sana teología. El sentido común le grita a uno que en las profesiones del mundo secular no se consentiría ni una milésima parte de lo que los Castellanos han impuesto en el ámbito religioso. ¿Qué le sucedería a un médico, a un arquitecto, a un ingeniero, a un abogado, a un físico, a un químico, si aplicara en su profesión los procedimientos que implementan en el mundo religioso los Castellanos? Si se les pregunta a los eruditos bíblicos más renombrados del mundo, los profesores de Biblia de los seminarios más respetados, qué piensan de las enseñanzas castellanas, el rechazo de ellas será unánime e inmediato.
Por testimonio del mismo Cesar Castellanos, la organización tradicional de la iglesia para él es algo anticuado; la liturgia tradicional es obsoleta; los coros con sus batas tradicionales, son un estorbo; los himnos clásicos y tradicionales del cristianismo, carecen de actualidad; los departamentos que fueron esenciales en toda iglesia, como la Escuela Dominical, Caballeros, Damas, Jóvenes, son improductivos; los cuerpos de consejeros (consistorio, diáconos, ancianos) del pastor, están pasados de moda; los seminarios bíblicos tradicionales con su currículo universal, son inaplicables a las necesidades del momento. Como dijo uno de sus serviles seguidores: “Lo único que produce la Escuela Dominical es legalismo…Fui al seminario y obtuve una Maestría en Divinidades, pero de nada me ha servido… Soy hijo de pastor, y nieto de pastor, pero hasta que conocí el movimiento de Cesar Castellanos, conocí la verdad.”

Todo esto quiere decir que el movimiento de Cesar Castellanos es una nueva religión, un sistema completamente nuevo, en el cual se cambia desde la teología hasta el atuendo de los vocalistas. ¿Cómo es que los Castellanos defienden todos estos cambios? Argumentando que siguen visiones que Dios les ha dado. Pero el problema es que las susodichas visiones chocan frontal y estrepitosamente con la Biblia. Por lo tanto, las alternativas para camuflar la divergencia es ignorar la Biblia, tergiversarla, especular con ella, conjeturar, afirmar que los originales (sin saber ni una pizca de los idiomas bíblicos) dicen algo diferente, valerse de experiencias y testimonios cuestionables para darle un sesgo distinto al texto bíblico, ¡ah!, y lo que nunca falta, que remolca hasta el fastidio, ¡hondear el pabellón harapiento de la milagrería! ¿Pabellón… o andrajo?

H. A.

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